Habitación Marea Viva

Al contrario que las quince habitaciones anteriores que están dedicadas a autores y obras de reconocido prestigio de la literatura universal, la habitación Marea Viva hemos querido que goce de una consideración especial, otorgándole para ello un carácter itinerante con el propósito de convertirla en un lugar ideal para los autores y autoras de nuestro tiempo.
 
La idea no es otra que hacer de esta singular estancia, que dá directamente al mar y cuenta con un testigo de excepción como es el colosal Monte Pindo -también conocido como “Olimpo Celta”- un lugar de paso que, además del necesario descanso, inspire a nuestros autores y autoras en aras de favorecer su creatividad.
 
Si bien todas las habitaciones están decoradas en base a aspectos que definen la personalidad del autor y/o la obra sobre la cual se inspiran, en el caso de la habitación Marea Viva serán el propio escritor o escritora elegidos quienes decidan libremente la decoración y ambientación que consideren más oportuno.
 
Cualquier curtido marinero sabe que la marea elige siempre el momento preciso para, atraída por la fuerza de la luna, iniciar su movimiento periódico de ascenso y descenso de las aguas del mar. Así, de esta manera tan poética, queremos que sea la experiencia que, al menos una vez en la vida, puedan llegar a experimentar todos nuestros huéspedes.

Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo.

Un poema de Lèdo Ivo es una luciérnaga que busca una moneda perdida. Cada moneda perdida es una golondrina de espaldas posada sobre la luz de un pararrayos. Dentro de un pararrayos hay un bullicio de abejas prehistóricas alrededor de una sandía. En Cavalo Morto las sandías son mujeres semidormidas que tienen en medio del corazón el ruido de un manojo de llaves.

Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo.

Lèdo Ivo es un hombre viejo que vive en Brasil y sale en las antologías con cara de loco. En Cavalo Morto los locos tienen alas de mosca y vuelven a guardar en su caja las cerillas quemadas como si fuesen palabras rozadas por el resplandor de otro mundo. Otro mundo es el fondo de un vaso, un lugar donde lo recto tiene forma de herradura y hay una sola calle forrada con tela de gabardina.

Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo.

Un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo es un río que madruga para ir a fabricar el agua de las lágrimas, pequeñas mentiras de lluvia heridas por una púa de acacia. En Cavalo Morto los aviones atan con cintas de vapor el cielo como si las nubes fuesen un regalo de Navidad y los felices y los infelices suben directamente a los hipódromos eternos por la escalerilla del anillador de gaviotas.

Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo.

Un poema de Lèdo Ivo es el amante de un reloj de sol que abandona de puntillas los hostales de la mañana siguiente. La mañana siguiente es lo que iban a decirse aquellos que nunca llegaron a encontrarse, los que aún así se amaron y salen del brazo con la brisa del anochecer a celebrar el cumpleaños de los árboles y escriben partituras con el timbre de las bicicletas.

Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo.

Lèdo Ivo es una escuela llena de pinzones y un timonel que canta en el platillo de leche. Lèdo Ivo es un enfermero que venda las olas y enciende con su beso las bombillas de los barcos. En Cavalo Morto todas las cosas perfectas pertenecen a otro, como pertenece la tuerca de las estrellas marinas al saqueador de las cabezas sonámbulas y el cartero de las rosas del domingo a la coronita de luz de las empleadas domésticas.

Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo.

En Cavalo Morto cuando muere un caballo se llama a Lèdo Ivo para que lo resucite, cuando muere un evangelista se llama a Lèdo Ivo para que lo resucite, cuando muere Lèdo Ivo llaman al sastre de las mariposas para que lo resucite. Háganme caso, los recuerdos hermosos son fugaces como las ardillas, cada amor que termina es un cementerio de abrazos y Cavalo Morto es un lugar que no existe.

Juan Carlos Mestre

Juan Carlos Mestre (Villafranca del Bierzo, León, 1957), poeta y artista gráfico, es autor de varios libros de poesía y ensayo, como Antífona del Otoño en el Valle del Bierzo (Premio Adonáis, 1985) La poesía ha caído en desgracia (Premio Jaime Gil de Biedma, 1992) o La tumba de Keats (Premio Jaén de Poesía, 1999). Su obra poética ha sido recogida en varias antologías como Historia Natural de la Felicidad (Fondo de Cultura Económica, 2014) o La hora izquierda (Ya lo dijo Casimiro Parker, 2019).

Por su libro La casa roja obtuvo el Premio Nacional de Poesía 2009, y con el poemario La bicicleta del panadero el Premio de la Crítica 2012. En el 2018 publicó Museo de la clase obrera, seguido en el 2019 de 20O gramos de patacas tristes, su primer libro escrito es lengua gallega. En el 2017 se le concedió el Premio de las Letras de Castilla y León en reconocimiento al conjunto de su obra, el “Annual Cheng Ziáng Prize of the China Writers Association”, y la Medalla Europea “Homero” de Poesía y Arte.

Yolanda Castaño: Primera Marea Viva

Si un día pudiera
ser espuma de mar mi voz
menguarían los latidos para besarte el oído,
sacudiría la blancura
hasta el final de cada tierra contigo,
este aliento volaría
entre la sal y el resplandor. Como si la punta de las olas
en este punto del mundo
llegase exactamente
a tu extremo amor.

«Bela Fisterra». Yolanda Castaño

Yolanda Castaño

Yolanda Castaño (Santiago de Compostela, 1977) se licenció en Filología Hispánica en la Universidad de la Coruña, ciudad en la que reside desde los 90.Teniendo apenas diecisiete años ganó el Premio Fermín Bouza Brey de Poesí, lo que le permitió darse a conocer con la publicación de «Elevar as pálpebras» (1995). A partir de ese momento inició una carrera meteórica que la llevó a publicar algunos de los títulos más destacados de la lírica gallega de las últimas décadas, como «Vivimos no ciclo das erofanía» (1998) – Premio Johán Carballeira e Premio da Crítica Española-, Profundidade de campo (2007) – Premio Espiral Maior – o «A segunda lingua» (2014) – Premio de Poesía Afundación.

Secretaría General de la Asociación de Escritores en Lingua Galega (AELG) y directiva de la misma durante años, su intensa labor como conferenciante, recitadora y articulista la convierte en una inestimable embajadora de la literatura y la cultura de Galicia, que tiene representado en diversos foros por todo el mundo desde Argentina y otros países de Hispanoamérica, como Venezuela, Perú, Colombia o Nicaragua.

Guionista y presentadora de televisión, comisaria de muestras de Arte y Poesía, autora infantojuvenil, traductora y ensayista, su escritura se tiene vertido a una veintena de idiomas.Desde hace más de una década dirige en la Coruña el ciclo Poetas Di(n)versos, foro mensual en el que creadores gallegos de todo el mundo recitan sus textos. En la misma línea, coordina también un Taller Internacional de traducción Poética que se celebra cada Otoño en la emblemática Illa de San Simón (Redondela), próxima a Vigo, evento en el que tienen participado autores de las más variadas procedencias y continentes.

En los últimos año trabajó intensamente en proyectos en los que la poesía (propia y no sola) híbrida con otras artes, como la plástica, música, performance, danza, arquitectura, audiovisual o mismo gastronómica. De esta fusión interartística tienen nacido interesantes publicaciones como el libro-cd «Edénica» (2000) o su colaboración como letrista de músicos como Guadi Galego o Rosa Cedrón.